Esta tarde, me encontré esta hembra de corzo Capreolus capreolus, muerta en una cuneta.
Al principio pensé que pudiera haber sido atropellada, pero no me cuadraba el lugar, pues es una carretera estrecha, que cruza un pequeño pueblín en el que no se puede ir muy rápido y sólo tenía un poco de sangre en el hocico.
Finalmente, un vecino del lugar me sacó de dudas. La muerte es consecuencia de un parásito que se ha extendido en los últimos años por nuestro pais, el Cephenemyia stimulator, cuyas larvas se alojan en la cavidad nasal y faríngea del animal pudiendo ocasionar la muerte del mismo por asfixia. Si nos fijamos en la última fotografía, podemos ver una de esas larvas en la mancha de sangre que hay en el suelo.
Antes de irnos avisamos a la guardería para que retirasen y examinasen el cadáver si fuera oportuno.