Este fin de semana, charlando con Ezequiel en la Playa de
Bonhome, escuchamos chillar a los pollos del carbonero. Desde el nido, situado en un agujero del muro, reclamaban comida a sus progenitores. Para mi, son los primeros pollos de esta especie que descubro este año. Ojalá tengan suerte y salgan adelante.
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