Si te asomas a la ría de la Villa, cualquier día de fin de semana de verano, puedes encontrarte con un sinfín de escenas casi irreales.

Alguien les comenta que han de tener cuidado, que a favor de la corriente se avanza muy fácil, pero que volver es otra cosa.

Tras más de hora y media remando, sin avanzar, tienen que ser remolcados a puerto.
Hoy han tenido suerte y han dado con buena gente. Si no fuera por ellos aún les faltaba otra hora y media más para la marea bajase.
Mientras todo esto sucede, los socorristas, con su moto de agua, a lo suyo...

No hacen ni caso, remando en su "embarcación" van a toda pastilla. Pronto se alejan...
Pero hay que volver...



Otro domingo, seguro que más...