Su canto, muy común en esta época del año se puede escuchar en cualquier bosque o en los parques y jardines
Este, era uno de los que cantaba en la carbayera de Sorribes. Uno de los pocos lugares mágicos que nos quedan cerca de la Villa y que desde aquí quiero agradecer a la familia Valdés, todo el esfuerzo que han hecho para la conservación de este paraje como hoy lo conocemos.
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